“Cáncer y dolor han sido siempre dos palabras que se unieron en matrimonio inseparable. Pero, para bien de los pacientes, esta unión debe disolverse.”Así presenta el tema la doctora Guadalupe Pallotta, Jefa de la Sección de Oncología del Hospital Italiano e integrante de la Asociación Argentina de Oncología Clínica.
El padecimiento “debe ser diagnosticado y tratado en todas sus dimensiones: física, emocional y hasta social, para poder ayudar al que lo padece. El dolor, sobre todo el agudo, puede ser un síntoma de tumores malignos curables, como el cáncer de testículo. También hoy se conoce que se hará presente en el 70% de los pacientes oncológicos en algún momento de la evolución de la enfermedad”, explica Pallotta.
El dolor se puede tratar
“Hay que divulgar más el tratamiento del dolor, porque en general, pacientes y familiares piensan que la enfermedad cursa con dolor y que no es tratable. Además, hay un mito de miedo al uso de analgésicos, como un estigma de la enfermedad o la posibilidad de adicción”, asegura la experta.
Desde los años noventa, la Organización Mundial de la Salud promueve el conocimiento y aplicación de los analgésicos, y, sobre todo, la posibilidad del uso de morfínicos para el tratamiento del padecimiento por cáncer.
“Escalera” de intensidad y tratamiento
Este es el título que lleva una campaña de la OMS que propone terapias de acuerdo a los distintos “peldaños” de sufrimimiento:
• Escalón uno: dolor moderado tratable con antiinflamatorios
• Escalón dos: si el dolor incrementa o persiste se debe adicionar morfínicos débiles
• Escalón tres: si el dolor es intenso y crónico, se debe emplear morfínicos fuertes como clorhidrato de morfina.
El padecimiento “debe ser diagnosticado y tratado en todas sus dimensiones: física, emocional y hasta social, para poder ayudar al que lo padece. El dolor, sobre todo el agudo, puede ser un síntoma de tumores malignos curables, como el cáncer de testículo. También hoy se conoce que se hará presente en el 70% de los pacientes oncológicos en algún momento de la evolución de la enfermedad”, explica Pallotta.
El dolor se puede tratar
“Hay que divulgar más el tratamiento del dolor, porque en general, pacientes y familiares piensan que la enfermedad cursa con dolor y que no es tratable. Además, hay un mito de miedo al uso de analgésicos, como un estigma de la enfermedad o la posibilidad de adicción”, asegura la experta.
Desde los años noventa, la Organización Mundial de la Salud promueve el conocimiento y aplicación de los analgésicos, y, sobre todo, la posibilidad del uso de morfínicos para el tratamiento del padecimiento por cáncer.
“Escalera” de intensidad y tratamiento
Este es el título que lleva una campaña de la OMS que propone terapias de acuerdo a los distintos “peldaños” de sufrimimiento:
• Escalón uno: dolor moderado tratable con antiinflamatorios
• Escalón dos: si el dolor incrementa o persiste se debe adicionar morfínicos débiles
• Escalón tres: si el dolor es intenso y crónico, se debe emplear morfínicos fuertes como clorhidrato de morfina.
“En todos estos escalones también pueden sumarse o no, ayudas como los sedantes, antidepresivos o terapias físicas, acupuntura, entre otras posibilidades”, indica Pallota. Otro detalle importante es el uso de analgésicos según horarios, ya que “el paciente y la familia sólo tienden a usarlos cuando el afectado experimenta dolor y no en momentos fijos para evitar que este aparezca”.
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