Intento integrar en este espacio informes, datos, opiniones, sobre el tratamiento de la Leucemia Mielóide Crónica en particular y del Cáncer en general y compartir las experiencias de vida, discutir los condicionantes socioculturales y medioambientales que determinan los tratamiento que realizan los pacientes. Aspiro a generar un espacio de comunicación con todos aquellos que como yo, realicen tratamientos por enfermedades graves. Sin pretensiones autoreferenciales, me dispongo a compartir con pacientes, familiares y médicos, la palabra, que acompañe este azaroso recorrido. Transito este tiempo con la enfermedad Leucemia Mielóide Crónica, Cromosoma Ph.+.
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domingo, 21 de agosto de 2011

Dolor en pacientes oncológicos

“Cáncer y dolor han sido siempre dos palabras que se unieron en matrimonio inseparable. Pero, para bien de los pacientes, esta unión debe disolverse.”Así presenta el tema la doctora Guadalupe Pallotta, Jefa de la Sección de Oncología del Hospital Italiano e integrante de la Asociación Argentina de Oncología Clínica.
El padecimiento “debe ser diagnosticado y tratado en todas sus dimensiones: física, emocional y hasta social, para poder ayudar al que lo padece. El dolor, sobre todo el agudo, puede ser un síntoma de tumores malignos curables, como el cáncer de testículo. También hoy se conoce que se hará presente en el 70% de los pacientes oncológicos en algún momento de la evolución de la enfermedad”, explica Pallotta.
El dolor se puede tratar
“Hay que divulgar más el tratamiento del dolor, porque en general, pacientes y familiares piensan que la enfermedad cursa con dolor y que no es tratable. Además, hay un mito de miedo al uso de analgésicos, como un estigma de la enfermedad o la posibilidad de adicción”, asegura la experta.
Desde los años noventa, la Organización Mundial de la Salud promueve el conocimiento y aplicación de los analgésicos, y, sobre todo, la posibilidad del uso de morfínicos para el tratamiento del padecimiento por cáncer.
“Escalera” de intensidad y tratamiento
Este es el título que lleva una campaña de la OMS que propone terapias de acuerdo a los distintos “peldaños” de sufrimimiento:
• Escalón uno: dolor moderado tratable con antiinflamatorios
• Escalón dos: si el dolor incrementa o persiste se debe adicionar morfínicos débiles
• Escalón tres: si el dolor es intenso y crónico, se debe emplear morfínicos fuertes como clorhidrato de morfina.
“En todos estos escalones también pueden sumarse o no, ayudas como los sedantes, antidepresivos o terapias físicas, acupuntura, entre otras posibilidades”, indica Pallota. Otro detalle importante es el uso de analgésicos según horarios, ya que “el paciente y la familia sólo tienden a usarlos cuando el afectado experimenta dolor y no en momentos fijos para evitar que este aparezca”.
sin autorización

viernes, 19 de agosto de 2011

Los cuidados paliativos ofrecen a los pacientes terminales la contención espiritual

Una enfermedad terminal acorrala, destierra certezas, anticipa las preguntas por la vida y la muerte, que estremecen y encuentran dificultades para desplegarse.
"Los profesionales de la salud no siempre están preparados para dar lugar a las emociones; por eso, se distancian de la situación empleando palabras difíciles o prescribiendo sedantes y antidepresivos o, en casos extremos, demostrando desinterés por ocuparse del plano de los sentimientos. Pero hay una medicina a la que se define como cuidadora, que se complementa con la medicina curadora porque se propone cuidar y acompañar más allá de la intención de curar", dice la doctora Vilma Tripodoro, jefa del Departamento de Cuidados Paliativos del Instituto de Investigaciones Médicas A. Lanari.
Cuando la enfermedad es irreversible, emerge como alternativa el camino de la sanación interior. "La transformación personal a través del propio sufrimiento es un camino a recorrer y descubrir por la persona enferma siempre que reciba la contención de su familia, amigos y allegados y del equipo de salud que lo asiste", escribe Tripodoro en el libro Te voy a acompañar hasta el final (Capital Intelectual).
"El restablecimiento de la salud del alma y del cuerpo puede darse o no simultáneamente: puede advenir la sanación, pero el cuerpo no sobrevive. Después de todo, la vida es una situación terminal. La cuestión es cómo y cuándo moriremos, no si hemos de morir", sostiene la psicóloga Diana Fernández, en un capítulo del mismo libro. Y reclama un espacio para la espiritualidad, cuando todo parece concentrarse en la parte del cuerpo que ha enfermado, ya que aun cuando se transite por el tramo final de una enfermedad física, es posible encontrar un efecto transformador en un nivel espiritual.
La enfermedad, a veces, puede funcionar como un puente capaz de trasladar la existencia hacia una dimensión más trascendente. De hecho, un alto porcentaje de pacientes internados reclaman una contención espiritual, según revelan varios estudios. Uno de ellos, realizado por investigadores de Harvard, halló que el 86% de los pacientes oncológicos que participaban de un programa de medicina paliativa consideraban importante compartir temas espirituales con el equipo tratante.
ABRIGO
"El alivio en este tránsito por una enfermedad que amenaza la vida puede depender tanto o más de la implicación con la propia vida espiritual que de las pericias médicas", comenta la licenciada Diana Fernández, es especialista en cuidados paliativos del hospital Carlos Udaondo.
Claro que, para alcanzar un nivel de consciencia más elevado, no pueden interferir el dolor y otros síntomas penosos. "Sabemos que es necesario abordar la espiritualidad y el sentido de trascendencia que se dispara en estas situaciones, pero paralelamente, abordar los aspectos médicos", agrega Tripodoro, coordinadora de Pallium, equipo de cuidados paliativos que lleva el nombre que en la antigua Roma recibía el manto que abrigaba a los enfermos. Muchas personas que padecen enfermedades crónicas como el cáncer llegan a una etapa en que dice que "el esfuerzo terapéutico sólo se focaliza en la paliación: el alivio de los síntomas y el acompañamiento creativo que permiten agregar vida a los días".
"Los cuidados paliativos establecen una estrategia de asistencia que no acelera la llegada de la muerte, pero tampoco la posponen artificialmente; proporciona alivio al dolor y otros síntomas angustiantes, integrando aspectos psicológicos y espirituales propios del tratamiento del paciente y su familia."
Distingue a los integrantes del equipo de cuidados paliativos, que establecen con el enfermo un vínculo que "va más allá de la enfermedad, en tanto no tienen la intención de curar. Están centrados en la sanación más que en la curación, proceso por el cual el paciente se involucra psicológica y espiritualmente con la situación que atraviesa, y eso le permite lograr una relación apropiada consigo mismo, con los demás y, si es el caso, con el ser superior en el que cree. Este trabajo interior hace que sienta mayor alivio".
EN DÓNDE OBTENER ASISTENCIA
El Plan Médico Obligatorio reconoce el derecho a recibir cuidados paliativos a través de las obras sociales y las empresas de medicina prepaga. En el país existen aproximadamente 90 instituciones que brindan este servicio.

En Capital: 
Asociación Argentina Medicina y Cuidados Paliativos www.aamycp.org.ar 
Instituto de Oncología Angel Roffo www.institutoroffo.com.ar 
numerosos hospitales públicos, entre ellos el hospital Udaondo, el hospital Tornú, el hospital Piñero y el hospital Fernández. También en hospitales de comunidad, como el Hospital Alemán o el Hospital Italiano.
En el Gran Buenos Aires: 
Hospital Nacional Alejandro Posadas, Hospital Oncológico de Lanús, Hospital Luisa Gandulfo, Hospital Central de San Isidro, Hospital Materno Infantil Dr. Carlos Giannantonio, entre otros.
En el interior: 
Hospital Privado de la Comunidad (Mar del Plata); Hospital Provincial Castro Rendón (Neuquén); Hospital Artemides Zatti (Viedma); Hospital Juan B. Alberdi (Rosario); Hospital San Roque (Córdoba); Hospital Central (Mendoza); Hospital del Niño Jesús (Tucumán), entre otras instituciones.
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