Intento integrar en este espacio informes, datos, opiniones, sobre el tratamiento de la Leucemia Mielóide Crónica en particular y del Cáncer en general y compartir las experiencias de vida, discutir los condicionantes socioculturales y medioambientales que determinan los tratamiento que realizan los pacientes. Aspiro a generar un espacio de comunicación con todos aquellos que como yo, realicen tratamientos por enfermedades graves. Sin pretensiones autoreferenciales, me dispongo a compartir con pacientes, familiares y médicos, la palabra, que acompañe este azaroso recorrido. Transito este tiempo con la enfermedad Leucemia Mielóide Crónica, Cromosoma Ph.+.

martes, 28 de septiembre de 2010

Leucemia mielógena crónica: perfeccionar los abordajes de tratamiento. Por John LeBas

Hace una década, menos de la mitad de los pacientes con leucemia mielógena crónica (LMC) registraban una supervivencia de 7 años luego del diagnóstico. Luego, apareció el imatinib (Gleevec), un inhibidor de tirosincinasas de primera generación, que redujo la cantidad de células cancerosas en la mayoría de los pacientes con LMC hasta un nivel casi imposible de detectar. Los efectos del fármaco demostraron ser increíblemente duraderos, aumentando la tasa de supervivencia total a los 7 años a casi el 90% en pacientes con LMC.
«Es evidente que hemos cambiado la historia natural de esta enfermedad con el imatinib, pero no es eficaz en todos los casos», afirmó el Dr. Jorge E. Cortes, un profesor en el Departamento de Leucemia en el M. D. Anderson Cancer Center de la Universidad de Texas. «Todavía debemos mejorar el tratamiento, tanto en casos de diagnóstico primario como en casos de enfermedad resistente».
Dr. Jorge E. Cortes
En la actualidad, los clínicos intentan perfeccionar el tratamiento de la LMC, que se diagnostica en aproximadamente 4.500 estadounidenses por año. Se ha descubierto que existen abordajes de tratamiento que son eficaces en muchos de los pacientes en los que el imatinib no tiene beneficios, gracias a una mejor comprensión de la resistencia al tratamiento. Como sucedió en el caso del imatinib hace una década, algunos de los esfuerzos más recientes tienen un éxito importante, según el Dr. Cortes y otros especialistas en el M. D. Anderson.
Mecanismo de éxito
El éxito del imatinib radica en una aberración molecular frecuente en la LMC. Aproximadamente el 95% de los pacientes con LMC poseen el cromosoma Filadelfia, una anormalidad que se caracteriza por una translocación entre los cromosomas 9 y 22. El genBcr-Abl resultante codifica una tirosincinasa que promueve el crecimiento de la leucemia. El imatinib, aprobado por la U.S. Food and Drug Administration (Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos) en 2001, inhibe la actividad de esta tirosincinasa y detiene la proliferación del cáncer.
No obstante, algunos pacientes no pueden tolerar los efectos secundarios del imatinib a pesar de que el control de los mismos sea óptimo. Asimismo, el 20%-25% de los pacientes con LMC no responde bien al fármaco o sufren una recaída luego de experimentar una respuesta inicial, incluso si se aumenta la dosis de imatinib. Estos son los pacientes que quizá tengan mayor necesidad de nuevas opciones de tratamiento, ya que no reciben beneficios de una terapia altamente eficaz en otros aspectos.En general, el imatinib es fácil de administrar (se administra en forma de comprimidos) y tiene una buena tolerancia. Los efectos secundarios más frecuentes son: mielosupresión (caracterizada por anemia, trombocitopenia y neutropenia), retención de líquido, calambres musculares y diarrea. En raras ocasiones, se ha identificado insuficiencia cardíaca congestiva en pacientes que recibían imatinib. La mielosupresión inicial en general desaparece y no se vuelve a presentar si se discontinúa provisoriamente el imatinib. Sin embargo, en algunos pacientes este efecto secundario puede ser recurrente y tratado con factores de crecimiento hematopoyéticos sin discontinuación del tratamiento con inhibidor de la tirosincinasa. Los efectos cardíacos generalmente se pueden manejar mediante cambio de la dosis.
Afortunadamente, existen dos fármacos que poseen una eficacia particular como tratamiento de segunda línea: dasatinib (Sprycel) y nilotinib (Tasigna). De hecho, dos estudios recientes demostraron que el dasatanib y el nilotinib, que en la actualidad poseen aprobación en los Estados Unidos para el tratamiento de la LMC secundario al imatinib, incluso producen mejores respuestas en comparación con el imatinib en pacientes que no reciben tratamiento primario. Además, la toxicidad registrada hasta ahora es baja. «Creemos que estos hallazgos pueden hacer que estos fármacos se consideren el estándar de tratamiento en el futuro cercano», dijo el Dr. Cortes.
El dasatinib y el nilotinib, ambos inhibidores de tirosincinasas de segunda generación, tienen un efecto similar al imatinib porque inhiben la actividad de la proteína Bcr-Abl que es promotora del cáncer. El nilotinib se considera 50 veces más eficaz que el imatinib en cuanto a la inhibición de la Bcr-Abl. Y el dasatinib es aproximadamente 300 veces más eficaz contra la Bcr-Abl, y además inhibe otras tirosincinasas. Los investigadores creen que la eficacia del dasatinib y el nilotinib contra la LMC resistente al imatinib es producto de su habilidad para inhibir las variantes de la proteína Bcr-Abl que pueden aparecer cuando la eficacia del imatinib desaparece. El dasatinib también es eficaz contra las cinasas de la familia Src, que pueden desempeñar un papel en la LMC.
Un tercer inhibidor de tirosincinasas todavía bajo investigación, el bosutinib, también parece tener eficacia contra la LMC. Los primeros resultados de un ensayo internacional de fase II en curso sugieren que el bosutinib también posee un perfil de seguridad y efectos secundarios que se compara con el del dasatinib y nilotinib, dijo el Dr. Cortes. «El bosutinib nos puede ofrecer otra opción para tratar pacientes en quienes la terapia actual de primera línea no es eficaz», agregó el doctor.
Aplicación de la experiencia pasada
Otro dilema de tratamiento es el porcentaje muy bajo de pacientes con LMC que no responde o se vuelve resistente a dos o más de los fármacos inhibidores de cinasas. Estos pacientes pueden ser elegibles para participar en estudios en fase temprana de fármacos dirigidos a vías más específicas de la progresión de la LMC.
Uno de esos fármacos, el AP24534, inhibe las proteínas promotoras de la LMC codificadas en pacientes con la mutación T315I—una anomalía asociada con la resistencia al imatinib, dasatinib, nilotinib y bosutinib. Un segundo fármaco, la homoharringtonina, hasta ahora parece reducir el nivel de LMC en pacientes que presentan la mutación T315I o en quienes la terapia con inhibidores de cinasas no surtió efecto. Otros fármacos, incluso el DCC-2036, PHA-739358 y XL-228, pueden producir efectos similares y están siendo evaluados en la clínica.
La interacción entre esta expresión genética variada y el defecto cromosómico principal parece generar efectos sobre la respuesta—y sobre la resistencia—al tratamiento que son difíciles de descifrar. Por ejemplo, es posible que la variación genética entre, al parecer, pacientes con LMC similares produzca un efecto muy diferente en el metabolismo del fármaco. También puede suceder que algunos pacientes presenten una forma de LMC con mayor inestabilidad genética, situación que incrementa la posibilidad de que haya resistencia al tratamiento o de que se presente una crisis blástica.La investigación sobre los inhibidores de la tirosincinasa en esta enfermedad ha demostrado que existen varias mutaciones genéticas desconocidas hasta ahora que desempeñan un papel en la LMC. «Esta es una enfermedad en la que sabemos que casi todos los pacientes comparten una anormalidad molecular, el cromosoma Filadelfia», afirmó el Dr. Cortes. «Pero desde la aparición del imatinib, las diferentes respuestas a los tratamientos dirigidos hacia el cromosoma Filadelfia nos han permitido descubrir la heterogeneidad real de la LMC. Estamos descubriendo que la expresión de ciertos genes es muy diferente en diferentes pacientes».
«La investigación en esta área es muy activa», dijo el Dr. Hagop Kantarjian, profesor y director del Departamento de Leucemia. «El desarrollo de los fármacos de segunda y tercera generación se ha basado, en parte, sobre nuestra comprensión de la variabilidad genética de la LMC y sus mecanismos de resistencia». En un caso, se evaluó el efecto del dasatinib, que en estudios preclínicos se demostró que inhibe la Scr, contra la LMC debido a que algunos pacientes que habían sufrido una recaída durante el tratamiento con imatinib registraron niveles elevados de proteínas Scr. En otro caso, el Dr. Kantarjian diseñó los estudios clínicos que lograron la aprobación del nilotinib como tratamiento de segunda línea contra la LMC sobre la base de la acción conocida de inhibición de tirosincinasas contra la expresión de cinasas mutantes en la LMC.
Ralph Arlinghaus, Ph.D., director del Departamento de Patología Molecular, dijo que las mutaciones del gen Bcr-Abl—y las mutaciones de otros genes en pacientes con LMC que muestran progresión de la enfermedad—probablemente sean la clave de los abordajes de tratamientos futuros contra estadios avanzados de la LMC. «Numerosos compuestos bajo investigación han demostrado exterminar las células resistentes al imatinib, excepto en pacientes con uno de los tipos frecuentes de mutación (T315I). Al menos en el cultivo celular, los fármacos que inhiben la tirosincinasa Jak2 desafían todas las formas de resistencia al imatinib—incluso aquellas producidas por la mutación T315I—porque interrumpen la vía Bcr-Abl/Jak2», explicó el Dr. Arlinghaus, uno de los primeros en describir esta vía en la LMC. «Investigaciones futuras podrán permitir el desarrollo de estos compuestos como fármacos eficaces en el contexto clínico».
Desventajas del tratamiento a largo plazo
Aunque las estrategias actuales para el tratamiento de la LMC han sido muy exitosas, también tienen desventajas. «La posibilidad de lograr una remisión a largo plazo continúa siendo el principal interrogante en el tratamiento de la LMC, porque es difícil saber si un paciente que recibió un tratamiento eficaz está en realidad curado», dijo el Dr. Cortes. «La prueba más sensible para la LMC, la reacción en cadena de la polimerasa, es muy potente—pero cuando el resultado es negativo, únicamente significa que no se puede detectar la enfermedad. Incluso aquellos pacientes con un resultado negativo para LMC pueden finalmente sufrir una recaída».
Por esa razón, normalmente se recomienda administrar una terapia de mantenimiento a largo plazo. Sin embargo, este abordaje genera otro problema intrínseco para el que no existe una buena solución. Algunos pacientes, como aquellos que experimentan efectos secundarios o quienes no pueden comprar los medicamentos a largo plazo, simplemente no pueden continuar la terapia indefinidamente. Otros pacientes se cansan de la terapia diaria, especialmente cuando se sienten con excelente salud, y deciden discontinuar el tratamiento. Los pacientes que no reciben un tratamiento continuo corren un mayor riesgo de recaída.
Pero los investigadores creen que finalmente serán capaces de ayudar a estos pacientes con mayor riesgo. A medida que se desarrollen fármacos más tolerables, la incidencia de efectos secundarios debería disminuir. Asimismo, las vacunas que estimulan el sistema inmunitario y otras opciones de tratamiento que actualmente están bajo investigación en pacientes con residuos mínimos de la enfermedad pueden lograr que el organismo mantenga latente la LMC en el largo plazo, descartando la necesidad de una terapia de mantenimiento.
Y quizá en ese momento los problemas restantes del tratamiento de la LMC se podrán resolver para siempre.
Para más información, comuníquese con Dr. Cortes llamando al 713-794-5783.
Copia sin autorización

domingo, 26 de septiembre de 2010

Mitos y verdades sobre el cáncer

Hay creencias o ideas asociadas al cáncer que no son del todo verdaderas e incluso pueden ser erróneas. ¿Querés saber cuáles? 

MITO: El cáncer es sinónimo de muerte
VERDAD: Hoy en día muchos cánceres se pueden curar si son detectados a tiempo (en un estadio tumoral temprano) y muchos otros (como, por ejemplo, algunas leucemias) se pueden “cronificar”, es decir, el paciente puede convivir con la enfermedad, tratándola, sin que ésta lo lleve a la muerte.
MITO: Mi personalidad o alguna característica psicológica mía (soy melancólico, tímido, etc.) provocó o ayudó a desencadenar el cáncer.
VERDAD: No hay ninguna prueba científica que indique que una personalidad específica pueda provocar algún tipo de cáncer. No se trata de una rabia reprimida, ni de la angustia generada por el dinero, ni los padecimientos amorosos, ni las contradicciones personales a las que a diario nos enfrentamos, ni los deseos insatisfechos... Nada de eso puede causar un cáncer.
MITO: El cáncer es hereditario, sólo se presenta en personas con familiares que tienen o tuvieron cáncer.
VERDAD: El cáncer no siempre es hereditario. La mayoría de los casos de cáncer se da en personas que no tienen antecedentes familiares. Sin embargo, algunos tipos de cáncer sí se desarrollan con más frecuencia en ciertas familias que en el resto de la población. Por ejemplo, los de piel, mama, ovario, próstata o colon se reiteran a veces en varios miembros de una familia.
MITO: Cuanto más avanzado está el cáncer, más dolor genera.
VERDAD: No todos los cánceres duelen. Pero para el cáncer doloroso existen numerosos recursos, entre ellos la morfina. Que el cáncer produzca dolor no implica que sea más mortífero.
MITO: Si hay metástasis, no hay posibilidad de cura.
VERDAD: La metástasis (que implica la extensión del tumor a otra parte del cuerpo, más allá de su localización original) suele ser un signo de mal pronóstico, pero no supone que el cáncer sea incurable.

jueves, 23 de septiembre de 2010

Yoga de la Risa



"Para ayudar a los pacientes de cáncer a afrontar mejor su diagnóstico, la Plaza de salud en la Universidad de Texas MD Anderson Cancer Center ha añadido Yoga de la Risa a su extensa lista de terapias complementarias y de integración. Creado por el médico de la India y holístico entusiasta Madan Kataria en 1995, esta terapia combina humor, ejercicios suaves y estiramientos y respiraciones del yoga. La práctica se inspira en la creencia de que la hilaridad simulada tiene las mismas ventajas como la risa genuina y crea un ambiente donde las bromas y las palabras no son necesarias, única diversión y una actitud infantil. "

miércoles, 22 de septiembre de 2010

Información sobre la Leucemia Mieloide Crónica para los Recientemente Diagnosticados


Un Programa Educacional en Vivo por Teléfono/Computadora ofreciendo Interpretación en Español en Vivo con la presentación del Experto Internacional en CML Doctor Jorge Cortes
WHITE PLAINS, Nueva York 21 de septiembre /PRNewswire-HISPANIC PR WIRE/ -- La Sociedad de Lucha contra la Leucemia y el Linfoma (LLS, por sus siglas en Inglés) está comprometida con aportar la información más actualizada sobre el cáncer de la sangre a todos los pacientes y se complace en anunciar una oportunidad educacional única para pacientes de habla hispana con Leucemia Mieloide Crónica (CML por sus siglas en inglés) y sus familias.El martes, 19 de octubre de 4:00 a 5:00 p.m.hora del Este, el Dr. Jorge Cortes, un experto internacional en leucemia del MD Anderson Cancer Center de la Universidad de Texas, presentará un programa educacional gratuito en vivo, por teléfono/computadora titulado Información sobre la Leucemia Mieloide Crónica para los Recientemente Diagnosticados. Este programa será presentado simultáneamente en español.
Cada año, aproximadamente 4.500 nuevos casos de CML son diagnosticados.La CML es un cáncer de la sangre caracterizado por una anormalidad cromosómica especí fica llamada el cromosoma de Filadelfia.Desde la llegada de las terapias dirigidas, la supervivencia y la calidad de vida de los pacientes con CML han mejorado dramáticamente.Durante el programa el 19 de octubre, el Dr. Cortes discutirá las opciones de tratamiento para la CML, así como la vital importancia de la adherencia al tratamiento y de monitorear la respuesta al tratamiento para que todos los pacientes puedan beneficiarse completamente de los avances hechos en la terapia de la CML durante los últimos 10 años. Este programa, ofrecido por la Sociedad de Lucha contra la Leucemia y el Linfoma, cuenta con el apoyo de subsidios educacionales otorgados por Bristol-Myers Squibb y Novartis Oncology y también ofrece crédito de educación continua para enfermerosas y trabajadoresas sociales.
Para inscribirse en el programa del 19 de octubre Información sobre la Leucemia Mieloide Crónica para los Recientemente Diagnosticados en español, por favor visite http://www.lls.org/leukemiaeducationsp
Para inscribirse en CML Information for the Newly Diagnosed en inglés, por favor visite http://www.lls.org/leukemiaeducation.
Para información sobre otros programas de la Sociedad de Lucha contra la Leucemia y el Linfoma , por favor visite http://www.lls.org/ o contacte el Centro de Recursos Informativos (IRC, por sus siglas en inglés) al (800) 955-4572.
FUENTE The Leukemia & Lymphoma Society
The Leukemia & Lymphoma Society


Jorge Eduardo Cortes, M.D.
Profesor en el Departamento de Leucemia 
M. D. Anderson Cancer Center de la Universidad de Texas

miércoles, 15 de septiembre de 2010

Dale. Donación Voluntaria de Sangre

El paciente: un integrante más del equipo de atención médica


La medicina moderna ha llegado al máximo de la ciencia y materialismo, sin embargo, también ha ocasionado una despersonalización del ser humano y de la relación médico-paciente, un aumento en los costos económicos y una disminución de la faceta artístico-espiritual de la profesión médica.
La relación médico-paciente como un vínculo asimétrico. De un lado, el profesional poseedor de conocimiento y sabiduría; del otro, el paciente, pasivo, que recibe un diagnóstico e instrucciones sobre cómo proceder ante una enfermedad.
El conocimiento adquirido en los años de estudio de un médico, los que le permiten tratar, a veces curar, a las personas suponen un gran esfuerzo pero que no implica que quien está del otro lado deba escuchar acríticamente y aceptar todo lo que el galeno dice sin preguntar nada. Puede ocurrir que el médico se equivoque simplemente por no tener en cuenta distintas variables, porque el paciente tiene un problema raro o de difícil diagnóstico, por no hacer un buen interrogatorio al afectado o por no conocer sus antecedentes. Ante la menor duda, siempre es más prudente obtener a una segunda opinión.
El paciente, por su parte, tiene derecho a ser informado sobre su problema. Que no pueda comprender un proceso biológico complejo no quita que se le pueda explicar la situación en términos sencillos, esquemáticos. En efecto, el paciente posee un conocimiento, distinto del médico. Al margen de la información que pueda obtener de distintas fuentes, conoce su propio cuerpo, puede notar cuando algo no está bien, sabe qué otros problemas tuvo en el pasado o qué enfermedades padecieron sus familiares.

Pensar la relación médico-paciente como una de cooperación y de confluencia de distintos conocimientos, sin duda, permitirá lograr mejores resultados.
Sin autorización Diario Ámbito Financiero

Relación Médico – Paciente: Un enfoque antropo-etimológico

   “El médico es el primer medicamento que él prescribe”. 
M. Balint.
“La relación médico – paciente es el encuentro de una conciencia, la del médico, con una confianza, la del paciente”. 
Duhamel.
“En los hospitales la gente se muere de hambre de piel.” 
Walter Benjamin
“La diferencia entre Dios y los médicos es que Dios no se cree médico.” 
Martin Winckler
“El médico verdadero, el que se interesa por el dolor y la miseria de la sociedad en la que vive, no puede prescindir de ser un sociólogo.” 
Aráoz Alfaro
“Algo anda mal cuando los médicos pasan más tiempo con su contador que con sus pacientes.” 
Bill Clinton
Decía el Principito que “lo esencial es invisible a los ojos”. Si uno mira la relación médico – paciente solamente con ojos de “biólogo” falta lo esencial, lo invisible.
En esta relación entre el que sufre y el que lo contiene, lo esencial está en lo social, o sea en lo histórico, lo ideológico, lo económico y lo cultural.
Y falta lo esencial porque en el reduccionismo biológico el paciente es un individuo no social y, como decía John Dewey, esto “es una abstracción a la que se llega imaginando lo que sería el hombre si le quitaran todas sus cualidades humanas”.
Educar es instituir alguien nuevo en la humanidad, hacerlo entrar en la cultura, permitirle insertarse en el mundo.
¿A qué se debe prestar atención para que esta educación en las facultades de medicina, esta salida de, que debe hacer salir de un estado para luego entrar en un estatus no sea inhumana, incapaz o inconsistente?
Creo que se debe prestar atención a educar a los aprendientes en múltiples aspectos:
- A que NO existe un dolor meramente orgánico ni experiencias de enfermedad desprovistas de contenidos culturales.
- A que mientras la enfermedad es una categoría médica, el sufrimiento, en cambio, es la visión del propio enfermo, es su subjetividad, comprende tanto lo simbólico como la materialidad de su padecimiento.
Para llegar al sufrimiento no basta con el clásico “interrogatorio”. Interrogamos los jueces, los policías y los médicos. Los tres estamos uniformados y los tres “internamos”, somos partícipes de alguna manera de control social. Para llegar al sufrimiento, más que al interrogatorio, debemos estar dispuestos a un “escuchatorio”.
En la facultad enseñamos a auscultar pero no a escuchar. Es muy común que en las recorridas de sala con los residentes vayamos a “ver” los pacientes, jamás a escucharlos.
El modelo actual se ha reducido a una medicina del cuerpo abandonando a la medicina de la persona. Al descreer del efecto simbólico se ha anatomizado el sufrimiento.
- A que la principal “víscera” del médico no tiene como relación postero-medial al cuadriceps (o sea el bolsillo). Pensar con la billetera las indicaciones médicas o quirúrgicas se ha transformado en una pesadilla diurna.
- A que confundimos trágicamente las “diferencias” con los sujetos pensados como “diferentes”. Los “diferentes” obedecen a una invención, a una construcción. Las diferencias no pueden ser presentadas en términos de mejor o peor, superior o inferior, etc.
Son simplemente diferencias. Pero el hecho de traducir a algunas de ellas como “diferentes”, y no como diferencias, las posiciona como negativas a la idea de “norma”, de lo “normal”, y entonces de lo “correcto”.
Esto sucede con todas las diferencias sean éstas raciales, sexuales, de edad, de género, de cuerpo, de generación, de clase social, de religión o etnia.
- A que el Hospital y el consultorio son una suerte de campo antropológico visitado por quienes han perdido la salud o, simplemente, se sienten enfermos.
- A que perfectamente los análisis y las imágenes pueden ser normales y el paciente seguir sintiéndose mal sin ser un simulador o un “histérico”.
- A que antropológicamente el factor mágico es muy importante en la relación médico – paciente. Por magia entendemos todo aquello que el hombre hace sin entenderlo ni explicarlo, pero con la convicción y esperanza de que resultará efectivo, constituyéndose como una ciencia sin racionalidad o una religión sin teología. La magia tiene tres características: aparece en momentos de incertidumbre, es compulsiva y tiene efectos de alivio (es catártica).
Tanto el médico como el paciente se apoyan en la magia.
El “galeno” se recuesta en la magia cuando indica irracionalmente tratamientos (como por ejemplo antibióticos, quimioterápicos, y un laaaargo etcétera).
- A que el paciente para el médico organicista es un ejemplo paradigmático del homo duplex descrito por Durkheim: “Hay dos seres en el hombre: un ser individual que tiene su fundamento en el organismo y un ser social que representa la más alta realidad en el orden intelectual.” Frente a este tipo de médicos el paciente está sujeto a la mirada cosificante del otro.
- A que la palabra que se intercambia en la entrevista médica viene rodeada de ansiedades y dudas: existe una situación de riesgo físico a la que se agrega el riesgo del malentendido entre el médico y el paciente, que pueden compartir el mismo lenguaje, pero no necesariamente un mismo código que los comunique.
Los estudiantes de medicina aprenden cinco mil palabras nuevas en el primer año de su carrera, cuyo origen y significado, en su mayoría, desconocen.
Este vocabulario, en vez de fortalecer y ampliar su conciencia profesional, actúa muchas veces como una muralla abrumadora, una pantalla opaca o un sistema de pasaje, que los convierte en hablantes y habitantes de un dialecto hermético, separados del resto de la sociedad, poseedores de un secreto que les confiere a la vez poder y lejanía, en suma, los conduce a la alienación.
- A que, al confundir comunicación con información en la relación médico-paciente, la despojamos de su contexto humano, de la interrelación personal que debe primar en ella.
- A que a la jerga del oficio se une una tecnología muchas veces intimidante: un lenguaje de rayos, tubos y metales que se propaga entre la herida y el que sufre. El hospital, etimológicamente, es sitio de hospedaje, pero también, muchas veces, un recinto de alienación y hostilidad.
Las pocas palabras que puede intercambiar un médico sagaz con su paciente, deducidas de su historia clínica, sus datos personales y su presentación verbal ante el médico, son más fecundas en la vida de éste que el tratamiento más admirable.
Lamentablemente, en atención al progreso y a la ciencia, el ojo clínico desplaza y sustituye a la voz y a la intimidad del tacto que establece la confianza entre el médico y el enfermo.
Al pasarse de la mano al ojo (un “tele” receptor) se pierde la sensación de la piel sobre la piel, algo que ya en sí mismo, es terapéutico.
- A que el asombroso avance tecnológico de las últimas décadas puede llevarnos peligrosamente a no considerar al hombre como un fin en sí mismo sino como un medio, como un uso de y para la tecnología.
Esto contraría el imperativo categórico moral kantiano del fin en si mismo[1].
Platón decía que los médicos tenían que tener dos condiciones: una era la aptitud que le daban sus conocimientos y habilidades para curar la enfermedad, y a ésta la llamó tekné (de allí tecnología), con lo cual era un buen técnico. Pero para ser un buen médico tenía que tener además la actitud de una persona que cuida a otra persona y decía que esto es el medeos. Por lo que, etimológicamente médico es la persona que cuida a otra persona.
Los médicos más como seres humanos (como medeos) que como técnicos tenemos también efectos sanadores sobre los pacientes.
- A que el médico contemporáneo reprime en sí la predisposición al contacto físico, la delicadeza, el cuidado por los detalles y una empatía y ternura por el desamparo o la debilidad del otro.
“El galeno” debe tener la idea de que la medicina debe ser algo más que el mero restablecimiento físico del enfermo, ya que incluye su bienestar general y su reinserción total entre sus allegados.
Desde el punto de vista lexical quienes ejercían la curación entre los griegos eran equiparados con aquellos fieles servidores guiados por el afecto hacia la persona. A este grupo se vincula el verbo therapeuo (servir). Therapeuo designa al encargado de cuidar al enfermo como servidor. Si therapeutés pudo llegar a designar al médico fue porque en su raíz estaba la de “encargado de cuidar” y esta noción de cuidar consistía la esencia del servir.
En therapeuo las confluencias de sentido son evidentes ya que significa tener cuidado de, tener solicitud por, servir, prestar cuidados médicos.
La raíz med (medicar, médico, medicamento) puede definirse como medida, no de medición sino de moderación, apta para reinstaurar el orden en un organismo enfermo. Medicus deriva de medeor, cuidar. El hombre que “sabe los medea”, no es un pensador, sino uno de los moderadores que sabe tomar las medidas que necesariamente se imponen. Medeor, del latín, significa tratar una enfermedad según las reglas. La noción no es hacer recobrar la salud a un enfermo sino someter a un organismo alterado a reglas.
Las distintas palabras que en las lenguas indoeuropeas representaban el verbo curar llevaban exclusivamente un complemento de persona, no se curaba algo sino que se curaba a alguien. El latín medeor representa un cambio ya que el objeto de atención del médico ya no es el paciente sino la enfermedad, que se presenta ante sus ojos junto con el conjunto de reglas para tratarla.
La relación ya no es médico – paciente sino médico – enfermedad.
Desde la antigüedad, hablando de medicar y de médicos, alternan dos conceptos: ¿el punto de partida es el enfermo o la enfermedad?
En el primer caso, el médico es la persona que cuida, que cura, que se pre-ocupa por el bienestar de quien esta a su cuidado, en el segundo es el especialista que arregla desperfectos orgánicos. Esta disyuntiva sigue marcando el vocabulario médico y la naturaleza de la medicina. En su remoto origen doctor significaba maestro, es decir el que enseña. Por lo tanto los pacientes pretenden acceder a alguien que pueda cuidarlos y enseñarles a salir del su mal. Pareciera que en el fondo del idioma el paciente conociera que hay algo que tiene que aprender a cumplir. Este contenido docente, inexcusable en el hecho médico, implica una relación de enseñanza y aprendizaje, que rige la relación médico – paciente.[1] Imperativo Categórico: Es un mandato con carácter universal y necesario, prescribe una acción como buena de forma incondicionada, manda algo por la propia bondad de la acción, independientemente de lo que con ella se pueda conseguir. Declara la acción objetivamente necesaria en sí, sin referencia a ningún propósito extrínseco. Para Kant sólo este tipo de imperativo es propiamente un imperativo de la moralidad. Kant da también unas fórmulas generales del imperativo categórico, fórmulas que resumen todos los mandatos morales. Una de ellas es la Fórmula del fin en si mismo: "Obra de tal modo que uses la humanidad, tanto en tu persona como en la persona de cualquier otro, siempre como un fin al mismo tiempo y nunca solamente como un medio"

PUBLICADO POR ROBI - VIERNES 31 DE JULIO DE 2009

martes, 14 de septiembre de 2010

“Dale. Donación Voluntaria de Sangre”



El Consejo Publicitario Argentino relanza “Dale”, la campaña de concientización e información acerca de la importancia de promover la donación voluntaria, periódica y solidaria de sangre.
La campaña, que estuvo en al aire en 2007 y 2008, brindó indicadores exitosos. El Ministerio de Salud de la Nación anunció la duplicación de casos de donación, pasando de 33.343 en 2007 a 67.035 en 2008, período en el que precisamente la campaña estuvo en marcha.
Este año la campaña será difundida a partir de un spot publicitario en radio, TV, gráfica e Internet y a través de un site (www.dale.org.ar) con información específica sobre los mitos, preguntas frecuentes y un listado de lugares para conocer donde donar en cualquier lugar del país.
Argentina registra menos de 1.000.000 de donaciones anuales de sangre, cuando el sistema de salud requeriría 1.500.000 para alcanzar la autosuficiencia en glóbulos rojos. Mientras el Noreste, Buenos Aires y algunas provincias patagónicas lideran la lista de donación voluntaria, la falta de información y mitos asociados a este simple acto solidario y voluntario siguen siendo la principal barrera para incrementar la donación voluntaria de sangre.

Actualmente, la donación voluntaria apenas alcanza el 20%, y si bien Argentina está trabajando activamente, es necesario promover aún más la donación voluntaria y por repetición que busca garantizar mayor volumen y también mayor seguridad en la sangre donada.



viernes, 10 de septiembre de 2010

La presidenta CFK inauguró el Instituto Nacional del Cáncer


La presidente Cristina de Kirchner anunció hoy la puesta en marcha del Instituto Nacional del Cáncer, organismo que tendrá la misión de centralizar la implementación de políticas destinadas a la prevención y control de la enfermedad en la Argentina. Lo hizo en un acto realizado en la sede de la Academia Nacional de Medicina, en la Ciudad de Buenos Aires.
La presidenta anunció que el organismo "articulará todos los recursos, públicos y privados" para transformar la prevención y la lucha contra la enfermedad, la primera causa de muerte entre personas de 35 a 64 años, en una "política de Estado"
El nuevo organismo centralizará las políticas de prevención, control e investigación del cáncer, la primera causa de muerte en el país en personas de entre 35 y 64 años y que cada año ocasiona unos 60.000 fallecimientos por tumores malignos, lo que equivale al 20 por ciento de las más de 300.000 defunciones anuales en Argentina, según cifras oficiales.
El instituto dependerá del ministerio de Salud y tendrá la misión de centralizar la implementación de políticas destinadas a la prevención y control del cáncer en el país.
La mandataria explicó que este instituto "va a articular, armonizar, impulsar y redimensionar los recursos del Estado y los privados" para atender esta enfermedad.El organismo también buscará mejorar la calidad de vida de las personas que padecen esta enfermedad, que representa la segunda causa de muerte en América Latina después de las afecciones cardiovasculares, (fuente del Ministerio de Salud)